Top Toolbar

 

Disciplina

Disciplinar a un niño con un trastorno hemorrágico no es diferente a hacerlo con uno que no lo tiene. La disciplina es un proceso de trabajar con los niños para que entiendan los límites que se les ponen y las consecuencias de no cumplir con esos límites. La responsabilidad de los padres es establecer y mantener lo que se espera del niño y qué comportamiento es aceptable. Cuando su hijo no cumple con esos límites, es necesario que tenga establecido un castigo. Llámele la atención inmediatamente para que su hijo sepa que el comportamiento es inaceptable. No use el castigo corporal, ya que eso puede provocar una hemorragia. Otros castigos como tiempo de aislamiento o retener privilegios es igualmente efectivo. Tampoco olvide reconocer el buen comportamiento. Los reconocimientos son una manera muy exitosa de mantener la disciplina.

Los siguientes son algunas cosas que se deben y no se deben hacer al disciplinar a un niño con un trastorno hemorrágico:

  • ¡Nunca castigue a su hijo por tener una hemorragia!
  • Felicite a su hijo cuando avise que tiene una hemorragia
  • Haga énfasis de que tener un trastorno hemorrágico y necesitar tratamiento no es un castigo
  • Hable abiertamente sobre comportamientos y actividades arriesgadas
    • Hable sobre las formas de detener esos comportamientos y las formas de reducir las consecuencias negativas si él o ella desea continuar con esas actividades, incluyendo cumplir con las reglas que usted tiene por seguridad

El dilema de la disciplina

  • El refuerzo constante de un comportamiento lo aumenta: mostrar que se aprecia que un niño se haga cargo de sus propias necesidades aumenta la probabilidad de que el niño continúe repitiendo el comportamiento, lo que crea un movimiento positivo hacia la independencia
  • Cuando uno quita constantemente un privilegio importante por quebrantar una regla, disminuye el quebrantamiento de la regla
  • Los niños modelan su comportamiento en lo que ven; los niños van a imitar y repetir lo que miran que hacen usted y otros miembros de la familia
  • Cambie su enfoque a mejorar el comportamiento sano y bueno; muestre aprobación por el buen comportamiento
  • ¡No golpee a su hijo con nalgadas o azotes! Los estudios demuestran que los niños que recibieron nalgadas o azotes con regularidad con el tiempo demostraron tener más probabilidades de hacer trampa, mentir, ser desobedientes en la escuela, tener autoestima más baja y una mayor incidencia de depresión
  • No discipline a los niños con trastornos hemorrágicos de manera diferente que a sus hermanos
  • Sea constante y recuerde tener paciencia

-Sandra Joseph, PhD. Hemalog. 1997;8:24-26. El dilema de la disciplina
—Brown R., Cornett J. The Hemophilia Handbook, Cuarta edición, Junio de 2002. pág. 247 Notas para padres de niños con hemofilia; Ustedes, los padres.