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Preocupaciones de salud comunes a medida que envejece

Recuerde, su trastorno hemorrágico y su tratamiento puede afectar otros aspectos de su salud y será un factor en su plan de manejo de la atención médica en general.

Más adelante encontrará algunas de las inquietudes de las personas a medida que envejecen, y, en particular, cómo un trastorno hemorrágico puede afectar estas condiciones.

Hepatitis y enfermedades hepáticas

La hepatitis es una causa común de la enfermedad hepática. Hay seis tipos de virus que causan la hepatitis. Los más comunes son el virus de hepatitis A (HAV), hepatitis B (HBV) y hepatitis C (HCV). El virus de hepatitis A es transmitido a través de las heces y raramente la sangre, pero generalmente no lleva a enfermedades crónicas (a largo plazo). Sin embargo, los HBV y HCV, que son principalmente transmitidos a través de la sangre, semen y otros fluidos corporales, sí causan enfermedades crónicas. Las enfermedades crónicas son mucho más comunes con el HCV que con el HBV. El curso de una infección crónica de HBV o HCV depende de cada persona. Algunas personas no sufren ningún síntoma, mientras otras desarrollan cirrosis, cáncer hepático o insuficiencia hepática.

Tanto como un 98% de las personas que han recibido factor de coagulación derivado del plasma en los años setenta y ochenta fueron infectados con el HCV. Entre 1987 y 1991 las personas ya no estaban siendo infectadas con el VIH, pero 3000 personas fueron infectadas con hepatitis C. Si todavía no lo ha hecho, debe vacunarse contra el HAV y HBV; lamentablemente, no hay vacuna contra el HCV.

Gracias a la mejora en medidas de seguridad para el suministro de sangre, la probabilidad de sufrir una infección de hepatitis por medio de un producto sanguíneo es muy baja.

Si fue infectado con el virus de la hepatitis, su proveedor de atención médica (HCP), generalmente un especialista en el hígado, puede determinar el tratamiento adecuado para usted. La hepatitis A no tiene ningún tratamiento específico, aparte del descanso y el evitar el alcohol y otras sustancias o medicamentos que sean dañinos para el hígado. La hepatitis A no se vuelve crónica. Sin embargo, las hepatitis B y C pueden volverse crónicas. Generalmente son tratadas con una combinación de medicamentos antivirales. Medicamentos nuevos y mejores contra el HCV salieron al mercado recientemente. Puede que su HCP también recomiende una biopsia del hígado para evaluar el nivel de daño causado por estos virus. Con el tratamiento adecuado, las biopsias del hígado, especialmente en la ruta transyugular (por medio de una intravenosa en la vena yugular en el cuello), son más seguras que las biopsias comunes por medio de jeringas en el abdomen para evaluar el nivel de daño del hígado en personas con trastornos hemorrágicos. Algunos médicos utilizan pruebas de sangre para ayudar a determinar el nivel de fibrosis en su hígado.

Virus de inmunodeficiencia humana

Muchas personas con trastornos hemorrágicos que recibieron productos sanguíneos basados en plasma a finales de los setenta y principios de los ochenta fueron infectados con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).. Hoy en día, entre el 10% y 15% de personas con hemofilia están infectadas con el VIH.

Los tratamientos para la infección del VIH han mejorado drásticamente desde que el virus fue identificado por primera vez. Actualmente, la terapia antirretroviral de gran actividad (HAART) es el tratamiento estándar para las personas infectadas con el VIH. HAART involucra tomar una combinación de drogas (algunas veces en una sola pastilla) para detener o disminuir la multiplicación del virus. HAART puede prevenir o demorar el desarrollo del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) y otras infecciones problemáticas.

El Instituto Nacional para la Salud (NIH) recomienda HAART para todas las personas infectadas con el VIH; la importancia de la recomendación varía dependiendo del nivel de CD4, el cual mide qué tan bien está funcionando el sistema inmunológico. Mientra más bajo sea el nivel de CD4, menos puede el cuerpo combatir la infección. Actualmente, se cree que debido al daño crónico que el VIH causa con el tiempo al sistema inmunológico y a los órganos, se debería dar HAART a todos aquellos que estén infectados. Esto está siendo evaluado por estudios de investigación.

El manejo del VIH se vuelve más complejo con la edad debido a cambios en el cuerpo que pueden aumentar el riesgo de los efectos secundarios negativos de los medicamentos. Si tiene más de 50 años de edad y esta recibiendo HAART, la salud de sus huesos, hígado, riñones, metabolismo y sistema cardiovascular debiera estar monitoreada con mucho cuidado por su equipo de atención médica (proveedor de atención primaria [PCP], especialista en enfermedades contagiosas y Centro de Tratamiento de Hemofilia [HTC]). Si está tomando medicamentos para tratar otras condiciones de salud, puede tener un riesgo mayor de interacciones entre los medicamentos. Informe a cada uno de sus HCP acerca de cualquier medicamento que esté tomando así ellos pueden tomar decisiones adecuadas de tratamiento.

Complicaciones de salud dental

Tener dientes y encías sanas es importante para todos. Sin embargo, las personas con trastornos hemorrágicos tienen que ser particularmente cuidadosas con la salud bucal. Las enfermedades bucales pueden causar hemorragias graves y algunos procedimientos dentales pueden resultar en hemorragias durante e inmediatamente después del procedimiento.

El cuidado dental preventivo debe ser una prioridad para las personas con trastornos hemorrágicos.

El sarro, el forro delgado, descolorido y pegajoso que contiene bacterias que se forma constantemente en los dientes, puede contribuir a caries y enfermedades de las encías. El sarro se debe quitar cada día para evitar que se acumule, endurezca y forme tártaro, el cual no puede removerse simplemente con el cepillado. La acumulación del sarro puede llevar a problemas más graves tales como gingivitis, que provoca que las encías sangren, o periodontitiscrónica, que daña la membrana que sostiene a los dientes en la mandíbula y puede llevar a la pérdida de dientes. Las enfermedades de las encías pueden empeorar por otras condiciones, tales como una infección del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) , la diabetes y fumar.

Los siguientes son algunos consejos para mantener sanos sus dientes y encías:

  • Evite beber o comer alimentos muy ácidos o con mucha azúcar.
  • Evite fumar o masticar tabaco.
  • Cepíllese los dientes y use hilo dental por lo menos dos veces al día. Use un cepillo de textura media y pasta dental con fluoruro. También puede usar enjuagues bucales con fluoruro o aplicar gel de fluoruro diaria o semanalmente.
  • Visite al dentista regularmente. Su proveedor de atención primaria (PCP) o Centro de Tratamiento de Hemofilia (HTC) puede recomendar qué tan frecuentemente debería tener chequeos dentales.
  • Además, si utiliza dentaduras postizas, asegúrese de que encajen bien y que no irriten su boca o encías. Unas dentaduras postizas mal ajustadas pueden hacer que sangren sus encías.

Diabetes

La diabetes es una enfermedad en que el nivel de azúcar (llamada glucosa) es demasiado alto en el cuerpo. Normalmente, el cuerpo utiliza la hormona llamada insulina para llevar la glucosa de la comida que comemos a nuestras células, donde se utiliza como energía. En las personas con diabetes, el cuerpo produce poca o nada de insulina, o no puede utilizarla de la forma adecuada. Esto resulta en que la glucosa se acumula en la sangre, lo que puede dañar los vasos sanguíneos.

La diabetes puede causar serios problemas de salud, incluyendo problemas cardíacos, ceguera, insuficiencia renal, mala circulación y pérdida de sensación en las piernas (llamada neuropatía periférica). La mala circulación combinada con la neuropatía puede resultar en infecciones y, por último, en amputación.

A continuación encontrará las señales y síntomas más comunes de la diabetes:

  • Necesidad frecuente de orinar
  • Sed excesiva
  • Pérdida de peso inexplicable
  • Hambre intensa
  • Cambios drásticos de la vista
  • Cosquilleos o entumecimiento de las manos o pies
  • Cansancio
  • Piel reseca
  • Llagas que tardan en sanar
  • Mayor frecuencia de infecciones

El riesgo de la diabetes aumenta con la edad. Las personas que son sedentarias o con sobrepeso también tienen un mayor riesgo de diabetes. Mantener un peso saludable y mantenerse activo puede reducir este riesgo.

Las recomendaciones actuales indican que las personas mayores con trastornos hemorrágicos, en especial aquellos con sobrepeso, se hagan anualmente pruebas para detectar diabetes.

Si usted sufre de diabetes, el control del nivel de glucosa en la sangre es muy importante para prevenir complicaciones médicas graves. El tratamiento para la diabetes involucra un monitoreo regular del nivel de la glucosa en la sangre, una dieta saludable y ejercicio. Además, puede necesitar medicamentos orales o insulina para mantener sus niveles de azúcar bajo control. Las inyecciones subcutáneas de insulina se pueden administrar de forma segura sin causar complicaciones hemorrágicas.

Enfermedad renal

Tener un trastorno hemorrágico significa que sufre de un riesgo mayor de enfermedades renales (de los riñones) comparado con el resto de la población. Por lo tanto, es importante conocer tanto las señales y síntomas como los factores de riesgo de las enfermedades renales. La hematuria, que es la presencia de sangre en la orina, generalmente no es significativa en gente joven con trastornos hemorrágicos, incluso cuando se requiere el uso de factor de coagulación para detenerla. Sin embargo, en adultos mayores con trastornos hemorrágicos y diabetes, la hematuria puede ser una señal de una enfermedad renal crónica.

Los siguientes son algunos de los factores de riesgo importantes para la enfermedad renal:

  • Presión sanguínea elevada (llamada hipertensión)
  • Infección del virus de inmunodeficiencia humana (VIH)
  • Hemorragia renal
  • Diabetes

El proceso de detectar y manejar las enfermedades renales en personas con trastornos hemorrágicos es similar al usado para la población en general. Usted y su proveedor de atención primaria (PCP) deben monitorear y controlar su presión sanguínea, así como otros factores de riesgo de cualquier enfermedad cardiovascular. Si su PCP sospecha que usted tiene una enfermedad renal, puede referirlo con un nefrólogo.

Las personas con enfermedades renales en etapa terminal generalmente necesitan la diálisis, que puede llevarse a cabo de manera segura en personas con trastornos hemorrágicos. Hay dos tipos principales de diálisis: la hemodiálisis, que utiliza una máquina para filtrar la sangre, y la diálisis peritoneal, que utiliza el forro delgado que recubre el abdomen como filtro. La diálisis peritoneal puede ser la mejor opción para personas con un trastorno hemorrágico, ya que tiene menos posibilidad de requerir el uso de anticoagulantes o infusiones de factor. Los trasplantes de riñón es otro tratamiento para algunas personas con enfermedad renal en etapa terminal; también se puede efectuar en personas con un trastorno hemorrágico.

Cáncer

En la población general, la frecuencia de muchos tipos de cáncer aumenta con la edad. Para la gente con trastornos hemorrágicos, muchos aspectos de la frecuencia y manejo del cáncer aún no están claros.

La gente infectada con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) o hepatitis C (HCV) necesitan ser especialmente cuidadosos con ciertos tipos de cáncer, incluyendo el linfoma no Hodgkin; el cáncer de células basales, un tipo de cáncer de la piel; el sarcoma de Kaposi; y el carcinoma hepatocelular (HCC), un tipo de cáncer hepático.

No está claro si la gente con trastornos hemorrágicos que no están infectados con VIH o HCV tienen una mayor probabilidad de desarrollar o morir a causa del cáncer que las personas sin dichos trastornos. Si usted fue diagnosticado con cáncer de cualquier tipo, debe trabajar en conjunto con su equipo de atención médica (proveedores de atención primaria [PCP], oncólogo y Centro de Tratamiento de Hemofilia [HTC]) para determinar el mejor modo de tratamiento. Los procedimientos estándar para el diagnóstico y tratamiento del cáncer, tales como la biopsia, cirugía, quimioterapia y radioterapia pueden requerir una infusión de factor.

Artritis y problemas articulares

A medida que la gente envejece, también envejecen sus articulaciones. En personas con trastornos hemorrágicos, el desgaste de las articulaciones visto en muchas personas a medida que envejecen puede comenzar antes y empeorar por episodios hemorrágicos previos. Por ejemplo, una forma de artritis (llamada artropatía hemofílica crónica) puede ocurrir en adolecentes y adultos jóvenes debido a previas hemorragias articulares. La frecuencia de artropatía hemofílica crónica es particularmente alta en personas mayores con trastornos hemorrágicos pues la mayoría de ellos no tuvieron el beneficio de comenzar tempranamente con la profilaxis. Además, tanto como en la población general, las personas con trastornos hemorrágicos sufren el riesgo de osteoartritis (artritis que resulta del desgaste de las articulaciones) a medida que envejecen.

La artritis puede demandar mucho de su salud física y emocional. Puede causar dolor, deformación, y perdida de la función, lo que aumenta el riesgo de caídas. Aunque el daño a las articulaciones por la artritis no es reversible, algunos tratamientos pueden ayudar a reducir el dolor y mantenerlo activo. Existen muchos tratamientos para manejar el dolor crónico, incluyendo analgésicos de venta libre y con receta médica, y la fisioterapia.

Si desea obtener más información sobre cómo manejar el dolor crónico, vaya a Manejo del dolor.

Hay algunas opciones quirúrgicas para el daño de las articulaciones:

  • Artroscopia: un procedimiento en el que un instrumento de fibra óptica se introduce dentro de una pequeña incisión en la articulación y se remueve el tejido dañado o líquido.
  • Sinovectomía: una operación o proceso artroscópico en que se remueve parcial o completamente la membrana sinovial.
  • Reemplazo de la articulación: una operación que reemplaza una articulación dañada con una prótesis.

Enfermedad cardiovascular

El término de enfermedad cardiovascular (CVD) se refiere a una gran gama de condiciones relacionadas con el corazón y los vasos sanguíneos, incluyendo:

  • Ataque al corazón
  • Apoplejía o derrame cerebral
  • Insuficiencia cardiaca
  • Arritmia
  • Defectos en las válvulas del corazón

Algunos estudios indican que los trastornos hemorrágicos pueden reducir el riesgo de morir a causa de ciertas formas de CVD, pero la información es controversial. El número total de muertes está en aumento. En personas con un trastorno hemorrágico, la prevención, tratamiento y incluso diagnóstico de ciertos tipos de CVD, tales como ataques al corazón o apoplejías, necesitan consideración especial. Esto es porque muchos de estos métodos pueden requerir la inserción de una jeringa u otro aparato dentro de una vena o arteria, o el uso de medicamentos para prevenir o destruir los coágulos sanguíneos.

Si desea obtener más información sobre las apoplejías, incluyendo los factores de riesgo, señales y síntomas, vaya a Apoplejías.

Los factores de riesgo para CVD son más comunes en personas con trastornos hemorrágicos, en especial la presión sanguínea elevada (llamada hipertensión); la obesidad; y el síndrome metabólico, el cual es una combinación de hipertensión, obesidad abdominal, niveles altos de colesterol y niveles altos de glucosa.

El tratamiento con terapia antirretroviral de gran actividad (HAART) también puede aumentar el riesgo de eventos cardiovasculares adversos en personas con trastornos hemorrágicos.

Puede reducir su riesgo de CVD tomando las mismas medidas que las personas sin trastornos hemorrágicos, incluyendo:

  • Comer una dieta sana y baja en grasa
  • Ejercitar y mantenerse físicamente activo
  • Evitar o dejar de fumar

Usted y su proveedor de atención primaria (PCP) pueden también decidir que ciertos medicamentos son adecuados para usted, incluyendo aquellos que reducen los niveles de colesterol y la hipertensión. Estos tratamientos se deben tomar cuidadosamente y ser monitoreados por su PCP.

Obesidad

Ya que las personas con trastornos hemorrágicos tienden a no hacer mucha actividad física, la obesidad es común. La obesidad empeora los problemas existentes en las articulaciones, incluyendo el daño y el dolor causado por la artritis. También aumenta el riesgo de otras condiciones médicas, incluyendo la diabetes y enfermedades cardiovasculares (CVD).

Si usted sufre de sobrepeso, pídale a su proveedor de atención primaria (PCP) o Centro de Tratamiento de Hemofilia que trabajen con usted para desarrollar un programa de dieta y ejercicio adaptado a sus necesidades y capacidades.

Los ejercicios de bajo impacto en las articulaciones, tales como la natación o el yoga, pueden ayudarlo mucho a obtener y mantener un peso saludable.

Anemia

La anemia pude ocurrir cuando el cuerpo pierde sangre o no produce suficientes glóbulos rojos. Ya que una de las funciones principales de estas células es el transporte del oxígeno, un nivel bajo de glóbulos rojos puede prevenir que el cuerpo mantenga los niveles de oxígeno que requiere.

Una anemia leve puede no tener señales ni síntomas. Sin embargo, en algunas personas puede causar:

  • Cansancio
  • Debilidad
  • Dolores de cabeza
  • Piel pálida o amarillenta (llamada palidez)

La anemia moderada o grave puede causar problemas más serios, incluyendo:

  • Debilidad o mareo
  • Sudoración
  • Pulso débil o acelerado
  • Respiración rápida o falta de aliento
  • Calambres en la parte baja de las piernas durante el ejercicio
  • Daño cerebral
  • Trastornos del corazón (por ejemplo, un latido irregular [llamado arritmia]; soplo cardíaco, agrandamiento del corazón o fallo cardíaco)

Aunque hay varios tipos de anemia, el más común en las personas con trastornos hemorrágicos es la anemia por deficiencia de hierro.

  • La anemia por deficiencia de hierro ocurre cuando no hay suficiente hierro en la sangre para hacer glóbulos rojos. En personas con un trastorno hemorrágico, la deficiencia de hierro puede resultar debido a múltiples episodios hemorrágicos, por ejemplo en el estómago o en el tracto gastrointestinal. También puede ser causado por una mala dieta u otros factores. Las mujeres con la enfermedad de von Willebrand (VWD), y otros trastornos hemorrágicos, pueden desarrollar una deficiencia de hierro debido a periodos menstruales fuertes. Cuando los niveles de hierro están bajos, el cuerpo produce menos glóbulos rojos, lo que también resulta en menos hemoglobina, la parte de los glóbulos que transporta el oxígeno.
  • Las personas con otras condiciones médicas tales como infección con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) o hepatitis C (HCV) frecuentemente sufren de una forma leve de anemia. Esto puede deberse a varios factores. Un diagnóstico común es la anemia de enfermedades crónicas, que resulta cuando la inflamación afecta la capacidad de los glóbulos rojos de absorber hierro, incluso cuando está presente.

La anemia puede ser diagnosticada fácilmente por medio de un examen de sangre y un examen físico. Si sufre de anemia por deficiencia de hierro, su proveedor de atención primaria (PCP) puede recomendar que cambie su dieta o la complemente con hierro. También debe asegurarse de manejar cualquier episodio hemorrágico rápida y adecuadamente. Si no se conoce la causa de la deficiencia de hierro, es necesario encontrar la causa de la hemorragia. Su proveedor de atención médica (HCP) puede considerar buscar la fuente de la hemorragia. Especialmente en personas mayores, la presencia de sangre en las heces o en la orina puede ser indicativo de cáncer. Para casos más graves de anemia, se puede necesitar una transfusión de sangre. Para aquellos que sufren de anemia por causas distintas a la deficiencia de hierro, el tratamiento debería enfocarse en la causa de la anemia, de ser posible.

Fatiga

En personas con trastornos hemorrágicos, la fatiga puede ser causada por una variedad tan grande de factores que puede ser difícil identificar la causa. Por ejemplo, la fatiga puede resultar del dolor crónico o la anemia, y puede incluso ser un efecto secundario del medicamento. También podría ser una señal de un problema de salud más serio. Si se siente fatigado, no lo ignore. La fatiga puede disminuir su capacidad de trabajar y disfrutar las buenas cosas en la vida. Deje que su proveedor de atención primaria (PCP) sepa si está sufriendo de fatiga así pueden trabajar juntos para identificar su causa y determinar la mejor forma de manejarla.

Abuso de sustancias

A pesar de las mejoras en el tratamiento, vivir con un trastorno hemorrágico puede ser un gran desafío. Sin embargo, no es recomendable recurrir a las drogas y alcohol para escapar de los temores, la frustración y el dolor que acompañan una condición de salud crónica. El abuso de sustancias es dañino para cualquier persona, y para aquellos que viven con un trastorno hemorrágico, hay razones adicionales para mantenerse sobrio.

Las drogas y el alcohol pueden perjudicar el juicio, la coordinación, y el tiempo de reacción, llevando a un riesgo mayor de accidentes y a una incapacidad de responder adecuadamente a una lesión. Además, el consumo del alcohol puede prevenir la capacidad del cuerpo de formar coágulos y puede resultar en deshidratación, lo que hace más difícil el proceso de autoinfusión. El abuso del alcohol también puede dañar el hígado o aumentar la posibilidad de que una droga antirretroviral lo dañe.

La adicción a las drogas o alcohol no es algo de lo cual avergonzarse, pero es algo por lo que debería buscar ayuda. Si sufre de problemas con las drogas o alcohol, comuníquese con su proveedor de atención primaria (PCP) o con el Centro de Tratamiento de Hemofilia (HTC). También puede ser que quiera solicitar la ayuda de algún amigo cercano o familiar que lo pueda ayudar en su camino hacia la sobriedad.

Depresión

Al igual que otras personas que están lidiando con un problema de salud crónico, los adultos con un trastorno hemorrágico tienen mayor riesgo de sufrir de depresión. Alrededor de 1 en cada 3 hombres adultos cumplen con los criterios de depresión. En los hombres deprimidos con hemofilia, más de la mitad de los síntomas son moderados a graves y tres cuartos reportan que la depresión interfiere con su capacidad de funcionar.

Las siguientes son algunas de las señales y síntomas de la depresión:

  • Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad, o un vacío
  • Sentimientos de desesperanza o pesimismo
  • Sentimientos de culpa, inutilidad o impotencia
  • Irritabilidad e inquietud
  • Perdida de interés en actividades o pasatiempos que una vez disfrutaba, incluyendo las relaciones sexuales
  • Fatiga y pérdida de energía
  • Dificultad para concentrarse, recordar detalles y tomar decisiones
  • Patrones inusuales de sueño, incluyendo el insomnio, despertar temprano en la mañana o dormir demasiado
  • Comer demasiado o pérdida del apetito
  • Pensamientos o intentos de suicidio
  • Dolores, jaquecas, calambres o problemas digestivos que no se mejoran con el tratamiento

Si sufre de los síntomas de depresión, comuníquese con su proveedor de atención primaria (PCP) o Centro de Tratamiento de Hemofilia (HTC). Ellos pueden recomendar a un psicólogo o psiquiatra. Los tratamientos para la depresión incluyen medicamentos y psicoterapia. Su PCP puede recomendar una combinación de ambos.

Cambios de la vista

A medida que las personas envejecen, los lentes en sus ojos se vuelve menos flexibles, lo cual puede resultar en cambios a largo plazo de la vista. Muchos adultos pueden empezar a tener problemas enfocando a corta distancia (llamado presbicia) a principios o mediados de sus cuarentas. Esta condición generalmente empeora antes de estabilizarse alrededor de los 60 años de edad. La deficiencia de la vista causada por la presbicia puede ser manejada con anteojos, lentes de contacto o cirugía láser.

Los siguientes son otros cambios a la vista que pueden ocurrir con la vejez:

  • Necesidad de más luz para poder ver
  • Aumento del resplandor
  • Cambios en la percepción del color
  • Ojos resecos debido a la diminución en la producción de lágrimas

Hay problemas más serios de la vista que también se vuelven más frecuentes con la vejez, incluyendo desprendimiento de la retina, glaucoma, cataratasy la degeneración macular asociada con la edad (AMD), todo lo cual puede terminar en ceguera.

Las siguientes son unas señales de advertencia y síntomas para estos y otros problemas de la vista:

  • Cambios frecuentes en qué tan claro mira
  • Puntos, motas y destellos en su visión
  • Pérdida de visión periférica
  • Visión distorsionada

Sin importar los síntomas, debiera tener un examen integral de la vista (uno que incluya la dilatación de la pupila para poder examinar la retina) a la edad de 50 años.

Apoplejía o derrame cerebral

Hay dos tipos de apoplejías:

  • Las apoplejías isquémicas, que ocurren cuando se bloquea el flujo de sangre al cerebro
  • Las apoplejías hemorrágicas, que ocurren cuando hay hemorragias dentro del cerebro o espacios que lo rodean.

Ambas formas de apoplejía pueden provocar una falta de oxígeno dañina al cerebro.

Las personas con trastornos hemorrágicos enfrentan un riesgo mayor de apoplejías hemorrágicas a lo largo de sus vidas. Con el envejecimiento, el potencial de ambos tipos de apoplejía aumenta con otros factores de riesgo. Aunque algunos de estos factores, tales como el sexo, la raza y el historial médico de la familia, se encuentran más allá de nuestro control, puede que podamos evitar o tratar otros factores.

Los siguientes son algunos factores de riesgo de apoplejía:

  • Presión sanguínea elevada (llamada hipertensión)
  • Fumar
  • Enfermedades cardiovasculares
  • Diabetes
  • Niveles de colesterol elevados
  • Aterosclerosis
  • Inactividad física
  • Obesidad
¡Conozca las señales y síntomas de una apoplejía! Reconocerlas rápidamente y tratarlas inmediatamente puede salvar vidas.

Las siguientes son algunas de las señales y síntomas que pueden indicar una apoplejía:

  • Dificultad para caminar
  • Dificultad para hablar o entender
  • Parálisis o entumecimiento de la cara, brazos o piernas
  • Dificultad para ver con uno o ambos ojos
  • Dolor de cabeza fuerte y repentino

La palabra FAST puede ayudarlo a recordar las señales de advertencia de una apoplejía y las acciones que debe tomar si las observa.

  • Face (cara): revise si uno de los lados de la cara cae al sonreír
  • Arms (brazos): al levantar ambos brazos, revise si uno cae.
  • Speech (habla): revise si está arrastrando las palabras o hablando raro.
  • Time (tiempo): llame al 9-1-1 de inmediato si observa alguna de estas señales.

En un paciente con un trastorno hemorrágico, una apoplejía se puede manifestar como un dolor de cabeza muy fuerte. Siempre que un paciente con un trastorno hemorrágico tenga un dolor de cabeza fuerte, debe buscar una evaluación en la sala de emergencias de inmediato.

Si sufre alguna de las señales o síntomas de apoplejía, llame inmediatamente al 911.

Las consecuencias de una apoplejía dependen de qué parte del cerebro fue afectada así como la cantidad de tiempo antes de que se restaure el flujo normal de sangre. Las discapacidades temporáneas o permanentes causadas por las apoplejías incluyen la parálisis, dificultades del habla, deterioro cognitivo, dificultades emocionales, dolor físico y cambios de comportamiento. El tratamiento después de una apoplejía requiere un equipo de proveedores de atención médica y depende de cada persona.

Osteoporosis

La osteoporosis es una condición en la que los huesos del cuerpo se vuelven débiles, porosos y frágiles, es una consecuencia de que el cuerpo degrada el hueso más rápido de lo que lo produce. La osteoporosis es más común en la gente mayor, en especial las mujeres. Las personas con trastornos hemorrágicos tienen una densidad mineral menor en los huesos, posiblemente debido a la actividad física reducida, lo que las pone en riesgo aún mayor de la osteoporosis.

La osteoporosis no presenta síntomas externos pero aumenta el riesgo de fracturas de hueso. La osteoporosis se diagnostica por medio de una prueba de densidad ósea, que es un procedimiento indoloro y seguro que mide la fuerza de los huesos.

A medida que envejece, es importante que proteja activamente la salud de sus huesos. Puede hacer esto por medio del ejercicio y comiendo una dieta rica en calcio y vitamina D. Los hombres entre los 51 y 70 años deben consumir como mínimo 1000 mg de calcio al día; aquellos mayores de 70 años de edad deben consumir como mínimo 1200 mg de calcio al día. Las mujeres mayores de 50 años de edad deben consumir como mínimo 1200 mg de calcio al día. Aunque las fuentes alimenticias son más efectivas, los suplementos de calcio también pueden ser útiles. Los requerimientos de vitamina D son como mínimo 600 unidades internacionales (IU) por día en personas entre 51 y 70 años, y como mínimo 800 IU por día en personas mayores de 70 años. La osteoporosis se puede tratar con varios medicamentos. Su proveedor de atención primaria (PCP) puede ayudarlo a decidir cuál es la mejor opción para usted.